¡Cuántas personas buscan y rebuscan el camino de la felicidad! San Mateo nos proporciona la fórmula de la felicidad de la manera más simple: amar a Dios y al prójimo. No se pueden separar, porque estos dos amores van íntimamente enlazados y unidos. Nos lo recuerda hermosamente el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti (Todos hermanos).
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