La TRANSFIGURACIÓN del SEÑOR, que celebramos cada 6 de agosto,
conmemora el pasaje de la VIDA de JESÚS en que mostró su divinidad a los
apóstoles Juan, Pedro y Santiago. Se les “transfiguró”, es decir, les mostró su
naturaleza divina. Él, que es perfecto DIOS y hombre.El suceso tuvo lugar en el
monte llamado Tabor, en Tierra Santa, al oeste del mar de Galilea, que en
hebreo significa “el abrazo de DIOS”. Allí Jesucristo conversó con Moisés y
Elías, momento en que se escuchó desde una nube la voz de DIOS PADRE diciendo
“Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”
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