2-La escuela pública debe promover la educación integral del alumnado, hacer crecer todas las dimensiones de la persona y, por tanto, la dimensión religiosa y trascendente que posee todo ser humano, sea o no creyente.
3- En la
inmensa mayoría de los países europeos y democráticos aconfesionales se imparte
la asignatura de Religión, tanto en los niveles de Primaria, Secundaria,
Bachillerato y Universitario y está asentada en el currículum de estudios con
normalidad.
4- El
objetivo no es catequizar, ni adoctrinar, ni hacer proselitismo, sino
proporcionar al alumnado, sean o no creyentes, unos contenidos objetivos,
razonables y científicos sobre el hecho religioso, las creencias y la historia
de las distintas tradiciones culturales y religiosas que configuran nuestras
sociedades plurales, y que el alumnado tiene que conocer, comprender y respetar
para convivir como ciudadanos libres.
5- Los
contenidos académicos que se enseñan completan y hacen comprender mejor los que
se imparten en otras asignaturas como Ciencias Sociales, Historia, Arte,
Filosofía, Lengua y Literatura, Música...
6-No se
evalúa la fe ni las creencias de personas sino los contenidos culturales que se
imparten con las mismas herramientas que el resto de materias. Los contenidos
se ofrecen con el mismo rigor académico y con los mismos instrumentos
didácticos y pedagógicos que el resto de asignaturas.
7- Educa a
los alumnos como ciudadanos libres, críticos, participativos y solidarios con
los que sufren las desigualdades e injusticias de esta sociedad, invitándolos a
crecer en valores como el respeto al diferente, la defensa de la dignidad
humana, la igualdad, la fidelidad y el compromiso por la justicia, la paz, la
ecología y la fraternidad.
8-Todo el
profesorado de Religión (85% mujeres) es graduado o licenciado, posee el Máster
oficial de capacitación pedagógica y, además, una diplomatura o licenciatura en
Teología o Ciencias Religiosas. Son profesionales con una profunda vocación
docente.
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